Empezamos este quinto capítulo de la tercera temporada a un par de días del comienzo del verano. Con el sol calentando motores, Tarragona ve llenarse sus playas y terrazas con los amantes del primer baño y su rica gastronomía, con menús marineros y tastets como esos que acaban en dos días.
Sobre esto último escribió el Nobel de literatura y Oscar al mejor guión adaptado George Bernard Shaw que “no hay amor más sincero que el amor hacia la comida”. Tal vez por eso, además de adorar la cocina tradicional, no renunciamos al refrescante chapuzón de ingredientes exóticos e ingeniosas elaboraciones de ciertos chefs.
Es verdad que el suyo es un arte con mucha ciencia, pero en conciencia: ¿Es la química una aliada saludable de la buena comida?
Con la canícula suben los grados y el consumo de refrescos, helados y productos precocinados. Los disfrutamos, pero en su menuda etiqueta leemos también una gran pregunta: ¿Serán dañinos estos aditivos?
Temperatura y altas presiones cocinan estos días más bronceados y raciones que nunca. Pero, ¿y en el futuro? ¿Amaremos también la comida en el espacio? Y entrando en materia: ¿Pueden la ciencia y la tecnología cambiar nuestra manera de cocinar?
Lo descubriremos juntos en este: “Gravedad cero. Una receta muy espacial”
Hoy buscamos el blau de Prússia con la Dra. Marta Giménez, responsable de la Unidad de Tecnologías de la Reacción Química del ICIQ, y con el Dr. David Rivillo, antiguo investigador del ICIQ, chef e influyente diseñador de pasta.